Un recuerdo de este verano, la Boda de Ana y Jesús Ahora que la niebla y el frío hacen pensar que el buen tiempo está lejos - allá, en algún sitio a mediados del año que viene - conviene traer algún recuerdo cálido y agradable de este verano, que pueda reconfortarnos y darnos ánimo porque dicen... el invierno se acerca. Entre los recuerdos que tengo de este verano, uno tiene reservado un rincón especial. No es solo porque me encanta el Palacio de los Duques de Villahermosa (que recuerdos de la boda de Elena y Quino, por ejemplo), y tampoco porque me parece que los trajes de Cruz Temprado son de lo mejor en Zaragoza (como el de la guapísima Cris en su boda en Cogullada y Santa Ana), ni siquiera por suceder en la Iglesia de Santa Isabel, una de mis favoritas. Lo especial de ese día era la Boda de Ana y Jesús, si, con mayúscula. Ana ya he dicho que llevó un vestido de Cruz Temprado, el tocado y velo también eran de la misma marca. Los zapatos eran de Trocadero. Se había peinado por la mañana en la peluquería Sitios, cerca de la plaza del mismo nombre, y se maquilló en casa. Los pendientes habían sido usados en la boda de su abuela materna y luego de su madre y la pulsera prestada por su madrina. El anillo de pedida había sido adquirido en una joyería de Badajoz, de donde viene Jesús. Los anillos de boda eran de Bernad y se los habían regalado los hermanos de los novios. El reloj de pedida de Jesús es de Tarín. Jesús llevaba un chaqué de LJM sastrería, hecho a medida, y un chaleco, corbata y tirantes de San Clemente. Los gemelos, que eran un regalo de la abuela paterna de Ana, eran de Ginés. Los zapatos se los compró en la conocida Vidal Fernández, de Toledo. Todas las flores estuvieron a cargo de Luna d' herreiz Y el estupendo catering a cargo de Guian Catering, por supuesto. Jesús se encargó de redondear el aperitivo trayendo de su tierra un increíble cortador de jamón que vino equipado con varios kilos de oro rojo de bellota. Tengo que ir a Extremadura más veces.