Un estilo especial, la boda de Ana y Carlos
Un estilo especial, la boda de Ana y Carlos
Un estilo especial, la boda de Ana y Carlos
Ana y Carlos llegaron a Épila para casarse junto a su familia y amigos un día de finales de primavera. Se conocieron a través del hermano de Carlos, compañero de clase de Ana en el colegio de Madrid donde estudiaron. Diez años después de empezar a salir pasaron a la siguiente fase de su vida, y lo hicieron maravillosamente bien, la ceremonia fue en la pequeña, pero preciosa iglesia del Convento de la Concepción de Épila y a continuación lo celebraron en una finca de la familia de Ana, no muy lejos de allí.
Ana personalizó un vestido de Pronovias, adaptándolo a su estilo personal, el velo era también de Pronovias y servía para cubrirle la cabeza por encima del tocado que usó su madre en su propia boda. Ana se encargó de restaurarlo.
También diseñó sus zapatos, que fabricó la empresa zapatera de la familia de Carlos, Lola Torres.
Los pendientes eran de Suarez, regalo de sus padres, la pulsera era una joya de la familia regalo de su abuela y el anillo de pedida regalo de la abuela de Carlos, que también les obsequió los anillos de boda. Las arras eran un conjunto de monedas antiguas de distintos países.
La mañana de la boda Ana y su hermana se peinaron en Épila y luego una maquilladora de Estee Lauder acudió a la casa de la finca.
El ramo y las flores de la iglesia estuvieron a cargo de Rodaflor, floristería de Épila.
Carlos llevaba un chaqué de Knack Men, una corbata de Loewe un reloj Omega de la pedida y por supuesto los zapatos de Lola Torres al igual que todos los demás hombres de su familia y el padre de Ana. Uno de sus mejores amigos le regaló unos gemelos de Star Wars, que representaban el Halcón Milenario.
El catering corrió a cargo de Guian, que también aportó elementos decorativos.